Mayúscula para el comienzo de la primera palabra —además de los comienzos de los nombres propios, claro está— y todo con cursiva. Así de simple.
Esto corre para obras de creación, es decir, libros, películas, cuadros, esculturas, piezas musicales, programas radiofónicos o televisivos…
- El señor de las moscas
- La casa de los espíritus
- Confieso que he vivido
- La familia de Pascual Duarte
- Así habló Zaratustra
- ¿Quién mató a Palomino Molero?
Ah, y como vemos, no llevan punto.
Si, por esas extrañas casualidades de la vida, estamos escribiendo en un dispositivo que no nos permite utilizar cursivas, tendremos que optar por utilizar comillas. Eso sí, deberemos tener cuidado de reservar ese tipo de comilla en particular exclusivamente para título. Así pues, si para el título utilizamos comillas simples (‘ ‘), en el cuerpo del texto no podremos utilizarlas con otro criterio que no sea… título; tendríamos que decantarnos por las españolas (« ») o las inglesas (“ ”).
Sobre las comillas, a pesar de que, en general, unas u otras implican lo mismo, hay cierta propensión ideal; pero eso es otro asunto, para otra entrada…
Ahora bien, para los títulos originales de obras no escritas en español, si bien podemos respetar la forma de la lengua correspondiente, sería aconsejable aplicar la norma española.