Cuando escribimos, en ocasiones nos vemos obligados a hablar de lo que dijo otro. A esto llamamos cita1Nota de ley, doctrina, autoridad o cualquier otro texto que se alega para prueba de lo que se dice o refiere..
Podemos recurrir a dos maneras de hacerlo, a dos estilos: el estilo directo y el estilo indirecto. Ojo: existe un tercer estilo, el indirecto libre, que, por su complejidad y riqueza —si es bien utilizado—, merece su propia entrada.
Ahora bien, el estilo directo reproduce textualmente las palabras de alguien; y el estilo indirecto, por su parte, solamente la idea del hablante, no sus palabras textuales.
Para que quede más claro, veamos unos ejemplos. Imaginemos que Rodolfo, un amigo nuestro, dijo «este año me irá muy bien». Pues bien, podemos citarlo, es decir, mencionar literalmente lo que expresó; podemos recurrir al estilo directo, sea con entrecomillado o con rayas en diálogo literario, según el caso:
- «Este año me irá muy bien», dijo Rodolfo.
- —Este año me irá muy bien —dijo Rodolfo.
Y también podemos utilizar el estilo indirecto. Para esto —para nosotros transmitir lo dicho por Rodolfo—, recurriremos a verbos del habla y tendremos que utilizar la conjunción que:
- Rodolfo dijo que este año le iría muy bien.
Ahora, «no estoy de acuerdo contigo».
Directo:
- «No estoy de acuerdo contigo», me declaró.
- —No estoy de acuerdo contigo —me declaró.
Indirecto:
- Declaró que no estaba de acuerdo conmigo.